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La estrella de Belén 2020. Conjunción Júpiter y Saturno.

En la noche del 21 de diciembre -en coincidencia con el solsticio de invierno en el hemisferio norte y de verano en el sur- Júpiter y Saturno se encuentran nuevamente en el cielo después de 20 años, serán visibles en el crepúsculo y tendrán la apariencia de un planeta doble.

Es llamativa la sincronicidad de esta conjunción con el solsticio -y la Navidad-.

Aunque las alineaciones entre estos dos planetas suelen darse cada 20 años, la conjunción planetaria en esta ocasión se trata de algo excepcional debido a lo cerca que se verán los planetas entre sí. Popularmente se conoce a este fenómeno astronómico como la Estrella de Navidad o la Estrella de Belén.

El solsticio sucede dos veces al año – el 21 de diciembre y el 21 de junio- y es el momento en el que, visto desde la Tierra, el Sol parece pararse en el Universo.

“Sol quieto o solsticio”. Podemos ver al Astro Rey estacionado en el cielo durante tres días para luego, cada 24 de diciembre o 24 de junio-, retomar su movimiento.

La aparente detención de sol tiene también un alto poder simbólico: frenar la aceleración de la conciencia cotidiana para detenerse a observar, evaluar y redireccionar decisiones y proyectos.

Un despertar de la conciencia.

Júpiter y Saturno cambian el signo zodiacal donde hacen su conjunción y ese nuevo signo anuncia los principales aprendizajes para las siguientes dos décadas.

Cuando estos planetas se encuentran en el cielo se sugieren tiempos de colapso de viejas creencias, aparecen fuertes replanteos de proyectos a nivel personal y cambios de paradigmas a nivel mundial.

La conjunción de este diciembre 2020 es en el grado cero del signo de Acuario y anuncia importantes desafíos acuarianos en las décadas por venir.

El grado “cero” de Acuario invita a un inédito reseteo de la conciencia a nivel mundial, propone “arrancar de cero” en valoraciones y acciones para toda la humanidad.

Este cambio paradigmático no se producirá de la noche a la mañana, pues recién estamos en los inicios de lo que sucederá en el transcurso de los próximos veinte años, donde diferentes eventos a nivel mundial acelerarán la necesidad de ser solidarios.

Dejar de ser egoístas por egoísmo ya que si no se ayuda al otro, uno mismo también se perjudica.

Seguirán colapsando las viejas estructuras de trabajo y habrá que inventar nuevas tareas y nuevas formas de distribuir los tiempos de ocio y de oficios. Los eventos nos desafiarán a comprometernos con lo público y a saber elegir representantes que faciliten la generación y la circulación económica tanto como un cuidado más consciente del planeta.

Probablemente nos enfrentemos a contradicciones desde los hechos pragmáticos que nos obliguen a sincerar la relación con las religiones tradicionales. 

Elegir con mayor libertad y abandonar la queja y las excusas para animarse a construir una vida más genuina y creativa será nuestra misión.

El fin de la era capricorniana

Durante los últimos 240 años las conjunciones de Júpiter y Saturno se hicieron todas en signos de Tierra.

Así, en los últimos dos siglos mostraron que en las prioridades humanas se destacaban el desarrollo del capitalismo como proyecto predominante en el mundo, se reforzaba la necesidad de cuidar lo propio, se ganaba valioso territorio en el cuidado de la salud y en la preservación de la vida.

Asi, se generaron grandes empresas, bancos, se atesoraron cantidades inmensas de dinero mal distribuido, se aceptaban excesivas horas de trabajo perjudicando el tiempo en familia o los tiempos de introspección y espiritualidad.

Las conjunciones de los últimos dos siglos en signos de Tierra activaron lo concreto, lo práctico, lo material y tangible, la generación de bienes, la productividad, la economía y la propiedad privada llevándonos incluso a creer que vivíamos en un mundo seguro, controlado y construido a nuestro antojo.

La marca del Aire: Hola Acuario

De los últimos doscientos años la única conjunción de Júpiter y Saturno que no se hizo en el elemento Tierra fue la del año 1980, cuando se encontraron en Libra, un signo de Aire.

Es preciso observar qué herramientas comenzaron a aparecer en esos años pues serán los pilares, las bases fundamentales que ya estamos utilizando y optimizando, y que seguirán mejorando y sorprendiéndonos en los próximos dos siglos.

Este 21 de diciembre de 2020 se inicia una secuencia de conjunciones de Júpiter y Saturno en el elemento Aire que se extenderá por los próximos dos siglos.

El Aire se volverá fundamental para la raza humana. Habrá que confiar cada vez más en lo etéreo e intangible, lo liviano y lo libre tanto en los vínculos como en la circulación de bienes y de ideas, las redes y los bitcoins.

El aire escurridizo e invisible destronará a todo aquello que pretenda cerrarse o retener la circulación.

Este aprendizaje de aire es un proceso a nivel humanidad pues los tiempos de estos ciclos exceden ampliamente nuestras pequeñas vidas de 80 o 90 años.

Es llamativa la coincidencia de estos significativos eventos en un mismo día, el 21 de diciembre del 2020. El Solsticio (que alude a cambios de conciencia) y la conjunción de Júpiter y Saturno (que sugiere cambios de ideologías mundiales) sumados a la mutación del elemento Tierra al elemento Aire luego de más de dos siglos parece anunciar el inminente gran cambio de conciencia que estamos iniciando como humanidad.

La energía acuariana tiene mucho que ver con la alteración, el trastorno, lo novedoso. Por ello, ganan terreno nuevas dinámicas personales y colectivas, que antes parecían revolucionarias y ahora deberán ser consideradas como bases de una nueva etapa.

Las dos caras de una moneda

Los planetas no solo hablan de cambios colectivos, influyen también en las consciencias personales y es allí donde se le puede sacar provecho desde cada experiencia individual.

Igualmente, el nodo norte en Géminis, estimulará la curiosidad en lo novedoso y fomentará la mirada a lados opuestos de una forma ponderada y sin fanatismos.

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