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El Árbol de la Vida, el mapa del Alma.

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El Árbol de la Vida, conocido en Hebreo como Etz Hayim, es un símbolo Cabalístico que funciona en correspondencia entre el Hombre y el Universo completo, tanto el visible como el invisible. Nada opera dentro del Universo sin afectar a lo que hay en él.


Levantar un brazo puede ser un acto singular, pero incluye muchos factores: ondas cerebrales, impulsos nerviosos, contracción muscular, etc. Todo opera en relación a algo más. No podemos separar enteramente un aspecto del otro. Por lo tanto, al trabajar con este diagrama comenzamos a reconocer y entender las fuerzas que operan entre sí y sobre nosotros, y a aprender a equilibrarlas y usarlas en nuestro beneficio, en lugar de que sean ellas las que nos gobiernen.


El Árbol de la Vida es el cuerpo del macrocosmos, pero también del microcosmos, es decir, que representa el cuerpo humano. Los diferentes Centros de Vida o Sephiroth son la base o el modelo sobre el que edificamos nuestras circunstancias y nuestra estructura y organización de los 4 cuerpos que poseemos, físico, emocional, mental y espiritual.


Hay algo que resulta maravilloso de este Sistema llamado el Árbol Cabalístico de la Vida, y es que se adapta a cada individuo Por lo tanto, sólo es complicado si uno cree que es complicado. En realidad, es algo profundamente mágico. Nos permite buscar las riquezas y los mundos de maravilla a nuestro propio ritmo. Nos permite crecer y aprender según nuestros tiempos.


La dificultad muchas veces proviene de nosotros mismos, de una actitud equivocada que trata de tomar más de lo que nos permite nuestra capacidad. Dentro de este mapa está guardado el tesoro de la comprensión de nosotros mismos en todos los niveles: el físico, el emocional, el mental y el espiritual. Lo que intenta es poner en la forma de un diagrama cada fuerza, cada elemento y factor el Universo y del alma humana. Podemos tomar las rutas y buscar las riquezas que nos resulten más sencillas de abordar. De modo que debemos seguirlo sin temores, con total seguridad de que no nos equivocaremos. Da igual cualquier manera de abordarlo, el destino es siempre el mismo: encontrar nuestros tesoros interiores. La Cábala es un aprendizaje definitivamente personal.


El Árbol de la Vida se describe en obras claves del misticismo judío como son el Sepher-ha-Bahir (Libro de la Claridad), el Sepher Yetzirah (el Libro de la Creación), el Sepher Raziel Hamelech (Libro del arcángel Raziel) y el Sepher-ha-Zohar.

El Árbol de la Vida está formado por diez esferas llamadas las diez sagradas sefirot. Estas formas, suma das a las 22 líneas que las conectan, llamadas pasaje o senderos, forman los 32 caminos de la sabiduría y constituyen las puertas de la experiencia que conduce al despertar espiritual. Debemos tener en mente que cada esfera es esencialmente, un nivel de conciencia que reside dentro de nosotros.

En estos niveles habitan muchas de nuestras habilidades y potenciales ocultos. Las sefirot son reales estados de conciencia dentro de los cuales operan las fuerzas y capacidades propias de cada individuo. Los pasajes que conectan a las sefirot son escalones a través de los cuales podemos alcanzar esos niveles. Hay escalones que posibilitan el despliegue y el despertar de una plena realización del Universo y de nuestro lugar en él.


El árbol de la vida tiene estructura de árbol, de ahí su nombre, y en él se incluyen gráficas con las fechas más destacadas a lo largo de nuestra vida. Estas fechas son destacadas porque en ellas ha ocurrido algo especialmente importante para nosotros, algo que en cierto modo ha podido marcar nuestra existencia. Podrían ser también momentos de crisis o cambios. Podemos obtener a través de las matemáticas las fechas clave de nuestra pasado, pero también aquellas que lo serán en nuestro futuro. Y si nos anticipamos a esas fechas del futuro podemos afrontarlas o vivirlas con mayor energía.


El método para levantar el árbol de la vida personalizado se creó a través de una determinada distribución matemática de los 22 arcanos mayores del tarot en 9 grupos. A partir de una separación en grupos de secuencias de 3 y de 2 cartas se puede acceder a una información muy amplia y detallada sobre la vida de una persona, que proviene de las semillas que ha plantado en el pasado. Esta increíble construcción de nuestro propio árbol de la vida nos lleva a plantearnos preguntas existenciales sobre nuestra propia hoja de ruta personal.


Esos 22 arcanos mayores son las principales cartas del Tarot y aquellas que marcan las energías más importantes de nuestra vida. El número 22 está muy presente en la Kabala, porque en el árbol también hay 22 senderos a transitar que se corresponden con cada una de esas cartas, que a su vez se corresponden con las 22 letras hebreas.

A grandes rasgos es un gran mándala que está formado por 11 esferas, 10 fijas y una de ellas móvil. Estas esferas están unidas por esos 22 senderos que actúan como puentes de energía, donde se comprobará si la energía fluye a través de ellos o si por el contrario hay algo que bloquea esta energía produciéndonos ansiedad y desasosiego. Por otra parte la esfera móvil se representa en un determinado lugar para cada persona, porque nos aporta información sobre su sabiduría o sus dones. Se refiere a las habilidades que debería desarrollar.


Meditando sobre estos 32 elementos del árbol podemos establecer muchas más relaciones, y lo que es más interesante, ubicar los propios aspectos evolutivos del alma en su correspondiente nivel, esfera o plano, lo cual es una apreciable ayuda para su correcto entendimiento.

A primera vista se ve que los círculos que representan los Sephiroth están ordenados en tres columnas verticales, las cuales se denominan Severidad (izquierda), Indulgencia o Equilibrio (centro) y Misericordia (derecha). Esta primera división del árbol en columnas alude a las fuerzas positiva (la de la izquierda) y negativa (la derecha) de la Naturaleza, lo activo y lo pasivo; la columna central representa, mediante los Sephiroth que la componen, los diferentes niveles de consciencia y los planos en que funcionan.


La siguiente división que se puede aplicar al árbol sería la de los tres triángulos: agrupamos los Sephiroth desde arriba hacia abajo de tres en tres, obteniendo un triángulo superior con el vértice central hacia arriba, y dos triángulos debajo de éste con sus vértices centrales hacia abajo, finalizando en el décimo y más bajo Sephirah.

Estas divisiones dependen del punto de vista del observador: algunos esoteristas establecen (de arriba abajo) dos tríadas y un cuaternario inferior que incluiría los cuatro Sephiroth inferiores. Lo importante es visualizar la forma en que el árbol puede adquirir asociaciones y significados coherentes, aunque para que las divisiones que efectuemos puedan tener sentido es evidente que necesitamos conocer lo mejor posible los Sephiroth y los Senderos.

Los Sephiroth tienen un significado propio inicial bastante definido que se puede desarrollar mediante su estudio intuitivo; esto hace que, inevitablemente, cada esoterista acabe desarrollando sus propias atribuciones y conclusiones (por supuesto siempre en armonía con la idea original fundamental). Las ideas o significados fundamentales de los Sephiroth son:
1.- KETHER (la corona). Su grafía hebrea se compone de las letras kaph, tau, resh. Es el Punto Primordial. Relacionado con Plutón.
2.- CHOKMAH (la sabiduría). Compuesto por las letras kaph, mem, he. La Inteligencia Iluminadora. Relacionado con Neptuno.
3.- BINAH (el entendimiento). Compuesto por beth, yod, nun, he. La base de la sabiduría primordial (el gran mar, la Madre). Relacionado con Saturno.
4.- CHESED (la misericordia). Se compone por cheth, samekh, daleth. La inteligencia receptiva. Relacionado con Júpiter.
5.- GEBURAH (la fortaleza o severidad). Se compone de gimel, beth, vau, resh, he. La inteligencia radical. Relacionado con Marte.
6.- TIPHARETH (la belleza). Se compone por tau, pe, aleph, resh, tau. La inteligencia mediadora. Relacionado con el Sol.
7.- NETZACH (la victoria). Compuesto por las letras nun, tzaddi, cheth. La inteligencia oculta. Relacionado con Venus.
8.- HOD (la gloria). Compuesto por he, vau, daleth. La inteligencia absoluta o perfecta. Relacionado con Mercurio.
9.- YESOD (la fecundidad). Compuesto por yod, samech, vau, daleth. La inteligencia pura. Relacionado con la Luna.
10.- MALKUTH (el reino). Compuesto por mem, lamed, vau, tau. La inteligencia resplandeciente. Relacionado con la Tierra.

Algunos ocultistas han aludido (o revelado) a la existencia de un onceavo Sephirah; estaría en la columna central debajo de Kether (entre Chokmah y Binah) y se le denomina Daath (el conocimiento). No se encuentran muchas pistas acerca de la naturaleza de este Sephirah; pero por lo que sé Daath es una especie de eslabón cuyo entendimiento arroja bastante luz sobre la relación, desde el punto de vista de la iniciación mistérica, entre el triángulo superior y el cuerpo inferior del árbol. A propósito de esto sería muy interesante considerar su posición en el centro del Abismo y su relación (nada aleatoria) con Chokmah y Binah.


Existe otra división que resulta bastante clarificadora para entender mejor el método del Arbol de la Vida. Mirando desde arriba (la corona) hacia abajo (el reino), tenemos:
-Mundo de los Arquetipos, formado por Kether.
-Mundo de la Creación, formado por Chokmah y Binah.
-Mundo de la Formación, formado por los siguientes seis Sephiroth Chesed, Geburah, Tiphareth, Netzach, Hod, Yesod.
-Mundo de la Acción, formado por Malkuth.
Entre los mundos segundo y tercero, el Abismo.
Esta división nos da una idea más clara del sentido de la Evolución (la corriente del rayo de Poder), desde arriba hacia abajo y desde la forma más etérea hasta la solidez y realidad del Mundo.

“El Arbol es enormemente valioso como jeroglífico de meditación. Es posible equilibrar los elementos en pugna en nuestra propia Naturaleza y ponerlos en equilibrio armónico. También es posible entrar en relación simpática con los distintos aspectos de la Naturaleza que estos símbolos representan cuando se los aplica al Macrocosmos.” (Dion Fortune, “La cábala mística”)

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