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¿Quién toma tus decisiones?

¿Te has preguntado alguna vez quien toma tus decisiones en la vida? ¿eres tú?, ¿realmente decides por ti o por la sociedad que te rodea?. ¿O decides en base al sistema para hacer lo politamente correcto olvidando tu esencia?.

El hecho de que el hombre no comprenda la existencia de una dualidad dentro de sí mismo no quiere decir que la mism a no exista, pues resulta muy difícil para dicho hombre el poder percatarse de los fenómenos que ocurren dentro de su propia personalidad.

A nivel interno del hombre físico hay una lucha continua entre las programaciones de su mente, las demandas de su ego y el poco conocido ser interno, el cual no ha sido llamado a participar en la mayoría de sus decisiones.


La razón de la limitación en lo que es la expresión de la consciencia tanto objetiva como subjetiva del ser humano se debe a que el control de la misma ha estado en manos del ego que no es otra cosa que la personaidad externa del individuo.

Tu ego decide por ti

El ego siempre se nos aparece con respuestas propias para todas las preguntas; por lo general la técnica preferida por éste es la proyección de la culpa afuera de supropia naturaleza colocándola sobre cualquier otra persona,lugar, situación o sino a la suerte.

La misma técnica es utilizada por los grandes dictadores que mantienen confundidos a sus pueblos culpando a cuanta condición ajena a ellos pueda existir por la desgracia que ellos mismos han traído a sus pueblos. La técnica en ambos casos es siempre igual, el desorientar y confundir para mantener el control.


Nuestro ego trata de hacemos creer que todas sus decisiones son siempre el producto de la razón y la lógica más conveniente y acertada para nosotros en cada caso. Por esta manera de conducimos, la sociedad humana casi en su totalidad, así como sus instituciones se encuentran basados y funcionan únicamente sobre sistemas creados por el ego.

A sí se han creado expresiones de aceptación a tal funcionamiento, tanto semánticas com o literarias que se han convertido en costumbre con la que se justifica cualquier acción por inmorales, dañinas o destructivas que sean, basándose siempre en que todo es permitido para el éxito de los negocios y también en la vida siempre que sea para lo que se ha llamado la supervivencia del más fuerte y el más astuto.


En resumen, solamente se tomamos en cuenta el punto de vista personal (el del ego) y el que produzca mayor cantidad de ganancias materiales; nuestra falta de deseo de compartir con los demás hace que todo el medio ambiente sufra las consecuencias, pudiendo resultar últimamente en la destrucción de nuestro planeta.

Igualmente se ha llegado a establecer la creencia popular basada en el mismo sistema, que el triunfo tiene que ser medido solamente por la cantidad de riquezas y bienes materiales acumulados.

El llamado triunfador y exitoso de hoy en día no se percata de que muchas veces lo que ha hecho es convertirse en
un egoísta sin escrúpulos y que no se pregunta a sí mismo:
¿Tendré en el mañana un lugar agradable y placentero en donde disfrutar las riquezas que he logrado?

No quiero decir que todas las personas que han alcanzado ser ricos tienen que haberlo logrado necesariamente de forma inmoral o falta de ética, pero sí quiero indicar que es sumamente difícil en estos tiempos lograr riquezas extremas sin lastimar a otros seres humanos.


La Cábala enseña que el deseo de recibir y de tener es propio de todos los seres humanos, pero que ante la presencia de éste se debe pensar de qué manera podemos hacer las correcciones pertinentes para que podamos también traer felicidad a nuestros semejantes. Esto es el recibir para compartir, la ley oculta pero inexpugnable sobre la que funciona el universo.

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