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¿Qué quieres hacer con tu vida?

¿Qué quieres hacer con tu vida? Si planteamos la pregunta, las respuestas son bastante comunes en general. Las personas quieren más dinero, una bonita casa, un coche híbrido último modelo con todos los extras que pueda tener, tener buena salud, etc…


Otros dirán que quieren más plenitud, más pasión en sus vidas, el problema, es que no siempre estamos dispuestos a hacer el trabajo necesario para conseguirlo.


A menudo, intentamos incorporar una sensación de emoción a nuestras vidas a través de elementos externos, creemos que si encontramos estímulos fuera de nosotros seremos felices.

Por eso nos escondemos detrás de cosas como el tabaco, el alcohol, la comida, el juego o cualquier otra cosa que creemos que nos da esa felicidad que buscamos.


Todas eso nos aporta una sensación de bienestar temporal en nuestras vidas. Son como chispazos de luz que nos llevan en determinado período (siempre corto) de tiempo sin éxtasis, efímero. Son fogonazos que luego nos llevan a una gran oscuridad.


Lo que debemos intentar es que esa luz no sea solo chispazos, si no que sea lineal, que sea duradera, y eso solo se consigue encontrando nuestro propósito en la vida o qué es lo que realmente nos gustaría hacer.
Saber lo que quieres es tan importante, que si no lo sabes es aconsejable saber cómo saberlo.


En esta cuestión, hay un malentendido común que lo que quieres es algo que debes encontrar. No lo es. Cuando tratas de encontrar algo, vas a buscar.


Pero buscar sólo tiene sentido con cosas que ya existen y lo que quieres no se encuentra en ningún sitio porque eso es algo que todavía tienes que imaginar o crear.


Crear cosas es una de las varias capacidades de la mente. Distinto a otras funciones como buscar, razonar y analizar, no se puede crear según un método neto con reglas fijas. Con crear cosas estás más dependiente de lo que hace tu mente por su misma. Sin embargo no es suficiente de esperar para crear algo.


Hay un elemento que habrá que activar indispensablemente para que tus circunstancias cambien: la Voluntad.
La Voluntad puede definirse como una fuerza energética que está en nosotros y que nos empuja a la acción, que nos ayuda a movernos en una dirección u otra, a ponernos en marcha.


En la astrología Cabalística, el primer signo es el de Aries y una de sus cualidades más señaladas es la Voluntad, que le define como el primer portador de la antorcha.
Si tomamos como ejemplo la numerología, el número 1 es el representante de la Voluntad.


Todo lo referido anteriormente nos señala que mirado desde todas las ópticas, la Voluntad siempre está en el principio de las cosas, lo cual indica que es preciso moverla para que las circunstancias cambien.


¿Cómo movemos nuestra Voluntad? Como lo más habitual es no saber cómo salir de la situación de letargo en la que estamos, lo primero será empezar a hacer las cosas de una forma distinta a la habitual.
Debemos saber que el principal enemigo de la Voluntad es la rutina, así que cuando algo no funciona bien, es preciso salir de ella.


La propuesta es sencilla (o debería serlo). Empieza por mover o por cambiar pequeñas rutinas diarias, como la hora a la que te levantas (cada día 10 minutos antes o después, pero no siempre a la misma hora); desayuna algo distinto o a distinta hora, dúchate hora distinta a la habitual; empieza a escuchar otro tipo de música, otros autores. Todo ello debes hacerlo pensando (tomando conciencia) que lo haces para que las cosas cambien en tu vida.


No indagues sobre lo que quieres con los otros, sino pregúntatelo a ti, y si no obtienes ninguna respuesta, no presiones a los otros para ver qué puedes hacer, sino ejerce presión sobre ti mism@.


Será tentadora la idea evadirte de tu tarea de responder, pero no te des esa posibilidad. Tampoco aceptes un “no lo sé” por respuesta. Esfuérzate en pensar en algo, sea lo que sea. Entonces normalmente aparece algún deseo.


Cuando piensas que no pudiste pensar en nada, lo más probable es que ya has pensado en algo pero lo has desechado inmediatamente.


Quizá porque creías que era algo sin importancia o poco original. Sin embargo cada idea cuenta por más trivial o anodina de lo que te parece.


Tu mente mostrará ser un venero inagotable de ideas si lo dejas funcionar de la manera correcta. Pregúntate a ti mismo lo que quieres de manera relajante pero también contundente y los deseos aparecen espontáneamente. Serán tantos que sólo necesitas decidir cuál es el más deseable para ti. Aunque esos hechos son muy afortunados ellos pueden provocar problemas nuevos. ¿Qué elegir de aquel montón de deseos?


El mejor camino para saber lo qué quieres, lo que necesitas y cuál es tu vocación en la vida es conectar contigo mismo y con tu historia personal. Es decir, el viejo «conócete a ti mismo», que no es una acción de un día, sino un camino que dura toda la vida.


No obstante, si quieres un punto para empezar a dilucidar qué te gusta o qué anhelas conseguir, existen tres formas relativamente sencillas.


-Profundizar en qué hace que te derritas de gratitud
-Indagar de qué cosas, cualidades o experiencias te habla tu envidia
-Mirar con objetividad a qué dedicas con gusto el tiempo y el dinero.


Como es lógico, no debes creer nada de lo que he puesto y has leído, pero prueba y a ver qué pasa.
Porque las cosas no se creen, las cosas siempre hay que comprobarlas.

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