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El pan de la vergüenza


La mayoría de las personas se siente inconforme con su vida.
Son pocas las que verdaderamente hablando, están contentas y felices con las condiciones que la vida les ha presentado, sin darse cuenta el que la situación en que se encuentra cada individuo es realmente la suma total de todo lo que él mismo ha provocado en su vida.


El Ser humano siempre ha visto la totalidad de su situación en el mundo como el producto de la casualidad, o de un castigo en especial que Dios o cualquier Divinidad le ha preparado como resultado de la maldad del hombre en la tierra.

Las religiones se han ocupado muy especialmente en hacer todo lo que por su parte ha estado a la mano, para convencernos o aseguramos que el pecado original ha sido la causa de todos nuestros males.


Esta condición ha llegado a formar una programación de culpa interna que ha puesto al hombre aún más al lado del mal, pues le parece que irrebisiblemente no podrá salir nunca de la tremenda deuda que ha contraído, aún antes de haber nacido, todo por haber nacido en pecado, según le han enseñado.

El ser humano que no ha sabido cómo manejar esta difícil y profunda situación sociológica y espiritual, ha optado por resignarse a su condición llegando a acostumbrarse a ésta y verla con o parte normal de su existencia en la tierra.

Como reacción lógica a esta situación, lo único que ha sabido hacer es aprender a proyectar la culpa en sus semejantes, para así colocarla fuera de sí mismo y poder manejarla mejor.


Como solución final, las religiones nos han enseñado a perdonar al prójimo como el acto de mayor caridad que pueda efectuar en este mundo y mediante el cual seremos más tarde perdonados por Dios.

La mayoría de las veces, y a regañadientes perdonamos momentáneamente a aquél prójimo sobre el cual hemos proyectado anteriormente nuestra culpa, sin saber que al hacerlo, también nos estámos perdonando a nosotros mismos.


Aunque parezca lógico que el hombre quiera liberarse completamente de este ciclo culpa-perdón, esto no es necesariamente cierto, pues ha encontrado cierto placer masoquista en esta condición, ya que ha llegado a formar parte de su personalidad y de su ego.

Como parte del nuevo despertar del alma se encuentra el volver a hacerse consciente de la influencia que ella ejerce sobre su m edio ambiente con su mente inconsciente.

Cuando nos liberemos de las programaciones negativas y volvamos a funcionar a un nivel más positivo, la manifestación de las almas en el mundo inmediato será la de una transformación tremenda hacia el mejoramiento de la humanidad.


Es necesario que nos volvamos nuevamente conscientes de que nuestra condición presente fue el producto de un paso de autoafirmación del ser en busca de su reivindicación.

La carencia espiritual en la que se encuentra el ser es debido a que se adentró demasiado en el mundo de la materia llegandoa perder completamente la memoria de su origen y propósito original.

Una vez que esto se lleve a cabo se logrará la Reintegración del Ser, la cual tiene que ocurrir en su consciencia, el Concepto Circular se volverá a activar y terminará el llamado Pan de la Vergüenza.

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